Una piedra volando a mi alrededor
es la cordura
que se divorcia de mi
del equilibrio
y balbuceo estupideces
creyendo que me escuchas
y no me importa
sigo dialogando con tus ojos torcidos
y tu suspirando por el cuate de la esquina
y sigo conversando con mis alegrias
y tu sonriendo al de la izquierda
mostrandole tus encantos
como sirena metálica
acaricias con tus labios al de la silla
y te nutrés de sus respuestas
y yo, y yo, y yo, y yo
entorpeciendome con mis pequeños alcances
que tu miras como simples papeles en el suelo
hago silencio
doy la mano
y me retiro
¿satisfecho? no sé tal vez
que en la nebuloza de tu mirada deposite mis triunfos
e imagino que retomaras algún detalle y hablarás de ellos.